EXCESO DE OPTIMISMO BURSATIL

 

Tras un mes agitado, los inversionistas del mercado accionario en Estados Unidos comienzan a adaptarse a la guerra comercial. El índice S&P 500 apenas ha caído un 2.4% desde el 2 de abril, fecha en la que Donald Trump anunció la imposición de aranceles. Aunque los precios de las acciones siguen estando un 10% por debajo del máximo alcanzado en febrero cuando el mercado confiaba en que el gobierno solo se enfocaría en reducir impuestos y regulaciones, los inversionistas no están considerando una recesión ni una crisis comercial en sus proyecciones. De hecho, los analistas aún anticipan un crecimiento del 12% en las ganancias anuales, lo que demuestra un exceso de optimismo.

Los aranceles mutuos entre Estados Unidos y China son tan altos que equivalen casi a un embargo parcial entre ambas economías. Aunque algunos de los aranceles generalizados que Trump anunció para otros países han sido retrasados, no han sido eliminados. China está viendo caer sus pedidos de exportación, y la demanda de espacio en contenedores con destino a EE.UU. ha disminuido drásticamente. A su vez, las empresas estadounidenses están moderando sus inversiones, mientras que los consumidores manifiestan mayor preocupación por el desempleo y la inflación.

La esperanza de que el mercado bursátil se recupere se basa en tres pilares. Primero, a pesar de que el PBI de EE.UU. cayó un 0.3% en el primer trimestre (comparado con el último trimestre de 2024), los datos oficiales aún no reflejan completamente la desaceleración sugerida por diversas encuestas. Segundo, los inversionistas prevén que la Reserva Federal reducirá su tasa de interés en aproximadamente un punto porcentual durante el año, lo cual incentivaría el crecimiento y aumentaría el valor presente de las utilidades proyectadas.

El tercer y más relevante argumento es la percepción de que Trump, pese a su retórica proteccionista, tiende a ceder bajo presión. Un ejemplo reciente fue su decisión del 29 de abril de suavizar el impacto de un arancel del 25% sobre vehículos y autopartes, que entró en vigencia el 3 de mayo, ofreciendo ciertas exenciones impositivas a dichos productos.

Aun así, estos argumentos que respaldan una eventual recuperación bursátil son débiles. Se estima que tomará al menos otro mes para que el impacto del menor comercio con China se refleje plenamente en la economía estadounidense. Las empresas importadoras se anticiparon acumulando inventario, y los buques tardan semanas en completar sus rutas desde Asia hasta EE.UU., lo cual retrasa los efectos de las cancelaciones de pedidos.

Si el impacto llega a ser severo, podría alterar drásticamente las cadenas de suministro y provocar una caída en la demanda de servicios logísticos, como el transporte por carretera o ferrocarril. Esto podría traducirse en estantes vacíos en las tiendas del país.

La reducción de las tasas de interés tendría un efecto limitado. Aunque podría amortiguar la caída del consumo y la inversión, no puede reparar las cadenas de suministro ni sustituir productos ausentes, como tampoco pudo frenar los confinamientos o los problemas de escasez energética durante la pandemia de 2020. Un estímulo excesivo en un contexto de escasez, de hecho, agravaría las presiones inflacionarias.

En consecuencia, el optimismo del mercado parece depender de una eventual reducción de aranceles. Sin embargo, aunque Trump podría ceder ante la presión del mercado y su bajo nivel de aprobación, no está claro qué lo haría retroceder. El 22 de abril, afirmó haber negociado 200 acuerdos comerciales, pero no hay evidencia sólida que lo respalde.

Y aun si diera un giro radical, es improbable que los aranceles contra China regresen a sus niveles anteriores. Actualmente EE.UU. mantiene un arancel promedio del 10% y podría llegar a imponer uno del 60%, como lo prometió Trump durante su campaña. Esto superaría con creces las expectativas y causaría un fuerte trastorno en el comercio global.

No todos los inversionistas están tranquilos. El dólar ha perdido valor más rápidamente que los índices bursátiles, y se observa una significativa salida de capitales desde fondos de inversión estadounidenses hacia el extranjero, fenómeno que Barclays ha calificado como una "huelga de compradores" contra los activos del país.



Autor: The Economist. Fuente: Diario Gestión- pag.23, 08 de mayo del 2025.