PETROPERU: UN FUNERAL EN ESPERA

 

Petroperú enfrenta una profunda crisis financiera que exige una decisión urgente por parte del Estado. La empresa ha consumido miles de millones en capital público para mantenerse, pero sigue acumulando pérdidas operativas significativas, lo que sugiere que su patrimonio real es menor de lo que aparenta.

Las inyecciones del gobierno han dado una ilusión de estabilidad, pero las cifras cuentan otra historia: desde 2016 ha registrado pérdidas acumuladas superiores a los mil seiscientos millones, y su indicador de EBITDA ha sido negativo durante los últimos tres años. Además, las utilidades esperadas no se cumplen, y la nueva refinería aún no genera flujos que compensen las enormes inversiones realizadas.

La situación es aún más preocupante por las decisiones ejecutivas: la compañía vendió petróleo a precios por debajo del costo, redujo su participación en el mercado y gastó excesivamente en personal, consultorías y pagos de bonus, incluso en periodos de grandes pérdidas.

Los intentos de atraer inversión privada o emitir acciones han fracasado, mientras la deuda corporativa se eleva peligrosamente y las agencias calificadoras la consideran de muy alto riesgo. Aun así, se presume que el Estado seguirá respaldando a Petroperú, a pesar de que esta decisión implicaría cargar a todos los peruanos con cientos de dólares adicionales.

En este contexto, la opción más razonable sería proceder a la liquidación de la empresa y vender sus activos de manera ordenada, en lugar de seguir sosteniendo una entidad insostenible. Si esta decisión se concreta, deberá manejarse de manera diligente y simbólica, casi como cerrar un capítulo que ya cumplió su ciclo.


Autor: Oscar Silva Valladares. Fuente: Diario Gestión- pag.12, 22 de mayo del 2025.