La cabeza fría paga

 

 

 

El ser humano tiende a tomar decisiones impulsivas e irracionales ante la incertidumbre y las crisis (financieras, políticas, de salud), dejándose llevar por el exceso de información y el pánico. En momentos de crisis o bajo presión, tendemos a alinear nuestra visión con la información disponible en el momento, perdiendo la racionalidad. La experiencia histórica, como la crisis financiera de 2008 y la venta masiva de marzo de 2020, demuestra que las caídas más dramáticas del mercado terminan recuperándose. Los inversores que mantuvieron su capital a largo plazo (los que no vendieron en el pánico) fueron los que obtuvieron ganancias sustanciales. La clave es ser "imperturbable" o mantener la "sangre fría" ( la cabeza fría). Se debe estar preparado para el retorno a la normalidad, pero también para eventos inesperados. Esto implica implementar estrategias de inversión sólidas, como la diversificación de carteras y el manejo de reservas líquidas, para mitigar riesgos y no sucumbir a la "mediocridad de las emociones" que nos lleva a tomar malas decisiones enfocadas únicamente en el presente.


Autor: Galantino Gallo. Diario Gestión, pág. 21. 1 de octubre del 2025.