SMART STONE, LA "PIEDRA INTELIGENTE" QUE QUIERE AHORRAR AGUA EN NUESTRO INODORO

 

 

El Smart Stone es, en definitiva, una de esas ideas sencillas a base de un sensor conectado que puede tener beneficios muy importantes simplemente enviando sus datos y estadísticas de uso. ¿Podemos pensar en algo así en todos los inodoros del futuro?

 

El agua es cada vez un bien más preciado y escaso, y por lo tanto cada gota que ahorremos cuenta. Según el portal Xataka, el mayor consumo de agua no viene de la que bebemos, sino de la que usamos cuando lavamos nuestra ropa o vamos al baño. Así que Ivan Kim, CEO y fundador de Samart Stone, ha partido de este hecho para convertir en realidad su idea: una "piedra inteligente" que pretende ahorrar agua cada vez que tiramos de la cadena.

Adivinando tus necesidades con vibraciones y el tiempo que uses el inodoro

El invento consiste en un conjunto de pequeños dispositivos que se reparten tanto dentro como fuera de la cisterna. Primero tenemos un sensor que detecta las vibraciones y el sonido que hacemos cuando nos sentamos en el inodoro; y luego un tapón para una botella de plástico PET que se colocará dentro de la cisterna del inodoro y se conectará al resto de su mecanismo.

En esa botella de plástico se almacenará agua, que se utilizará o no dependiendo de si vamos a orinar o a defecar. Los sensores externos se encargan de detectar una cosa u otra dependiendo del tiempo en el que estemos sentados en el inodoro, y si es poco tiempo deducirá que sólo hemos orinado. En ese caso, la parte interna del Smart Stone bloquea el agua de la botella de plástico que hay en el interior de la cisterna, ahorrándola para futuras ocasiones.

Ambos sensores se comunican entre sí mediante Bluetooth, y su batería de 3000 mAh es capaz de durar "hasta 6 meses". Puede cargarse fácilmente con un cable microUSB en cuestión de dos horas, así que si las cifras teóricas son ciertas esa carga no afectará casi en nada al uso diario del sistema.

Las cifras teóricas que Ivan Kim nos muestra son significativas. Parte de que el 24% del agua que se consume en una casa estadounidense es la del inodoro, y asegura que Smart Stone es capaz de ahorrar casi la mitad de esa agua con un uso continuado del Smart Stone. Equivaldría a un 10% menos de gasto total del agua y a casi 50 euros menos en la factura del agua de una casa donde viven tres personas. 

El uso de botellas de plástico a modo de depósitos dentro de la cisterna también es valorado como una ventaja por parte de Smart Stone, ya que la compañía no tiene que invertir recursos en fabricar su propio depósito de plástico y además se reutilizan las botellas de plástico que perjudican tanto el medio ambiente como nuestros cuerpos. Esa botella, por cierto, puede ser de hasta 4 litros ya que es la cantidad que Ivan Kim nos asegura que nos podemos ahorrar cada vez que tiramos de la cadena.

No es sólo el ahorro del agua: son las implicaciones IoT

Smart Stone no deja de tener puntos flacos, por supuesto: sólo hace falta que alguien sólo vaya a orinar pero igualmente se quede sentado un rato porque se acaba de levantar y está dormido, o porque se ha llevado su smartphone consigo y se distrae más de la cuenta. En ese caso el dispositivo usaría toda el agua, incluyendo la que está en la botella de plástico.

También hay que tener en cuenta que las cisternas más modernas ya tienen opciones para utilizar menos agua en caso de ir sólo a orinar (seguro que has visto los ya típicos botones divididos en dos partes para poder elegir entre tirar más o menos agua). Pero esta idea del Smart Stone puede ser útil allá donde se utilicen cisternas antiguas que no tengan en cuenta el ahorro y no haya posibilidad de modernizarlas.

El Smart Stone puede aportar datos muy útiles en servicios públicos, residencias de ancianos y hospitales

Quizás la ventaja que interese más del Smart Stone aparte del ahorro de agua son las implicaciones a nivel de datos: los sensores son digitales y por lo tanto son capaces de recopilar datos. Datos que se puede enviar y tratar, y que darían ventajas en ciertos sitios. El dispositivo podría instalarse en servicios públicos para contar las veces que se ha usado cada inodoro (cuanto más se use, más hará falta limpiarlo).

Otra aplicación también podría ser la de salud: en una residencia de la tercera edad se podrían contar automáticamente las veces que los residentes vayan al baño para controlar según qué enfermedades tengan. Podríamos hablar de lo mismo en hospitales, para facilitar el control y la evolución de las dolencias que tengan los pacientes.

El Smart Stone es, en definitiva, una de esas ideas sencillas a base de un sensor conectado que puede tener beneficios muy importantes simplemente enviando sus datos y estadísticas de uso. ¿Podemos pensar en algo así en todos los inodoros del futuro? Nunca podemos afirmar nada así, pero desde luego no es nada imposible

 

 



Fuente: Gestión, 24 de marzo del 2019.