El informe de la Estación Biológica de Doñana refleja una preocupante realidad: el parque nacional enfrenta un deterioro hídrico cada vez más grave, impulsado por la sequía, el cambio climático y la presión humana sobre los recursos naturales. La reducción drástica en la población de gansos nórdicos invernantes es una de las señales más claras de esta crisis, ya que estas aves han abandonado Doñana debido a la falta de agua y alimento, lo que demuestra que el ecosistema ha perdido su capacidad de sostener la biodiversidad que lo caracterizaba.
Los científicos del CSIC han documentado cómo la superficie de marismas inundadas ha disminuido, los acuíferos han sido sobreexplotados y las lluvias han sido cada vez más escasas, generando un escenario en el que Doñana ha pasado de ser un refugio para aves migratorias a lo que describen como un "agujero negro". En consecuencia, los registros de aves han caído a mínimos históricos, con cifras preocupantes como los 4.337 gansos contabilizados en 2024, muy lejos de los 70.000 que solían llegar a este humedal en décadas anteriores. Además, la laguna de Santa Olalla se secó por completo, un evento sin precedentes que demuestra la gravedad de la crisis hídrica en la zona.
Los expertos enfatizan la necesidad de medidas urgentes para mitigar el deterioro del parque, incluyendo la reducción de extracciones ilegales de agua, la restauración de cauces naturales y la adaptación de la gestión hídrica a los efectos del cambio climático. Sin embargo, no todo es negativo: las recientes lluvias han brindado un respiro al ecosistema, favoreciendo la regeneración de la vegetación y permitiendo una leve recuperación del acuífero. Aunque este alivio es solo parcial, abre la posibilidad de que, con políticas adecuadas y esfuerzos de conservación sostenidos, Doñana pueda comenzar a revertir su proceso de degradación y recuperar parte de su biodiversidad perdida.
Fuente: Diario El Mundo- pag.18, 31 de enero del 2025.