AUTOR: DAVID SOLANO
Hace un tiempo, el mundo empresarial se escandalizó porque Volkswagen fue descubierta en su práctica de instalar un software en sus vehículos para evitar controles medioambientales. Mucha gente se preguntaba cómo una empresa que manifestaba que “El compromiso con la sostenibilidad, el medioambiente y la sociedad constituyen los valores principales de la responsabilidad social corporativa de Volkswagen-Audi España. La compañía tiene un claro compromiso de diálogo con diferentes grupos de interés con el fin de llevar a cabo y apoyar iniciativas directamente vinculadas a la mejora del medioambiente y la sociedad” (página web de su planta en España) podía hacer eso.
Sin embargo, empresas como Volkswagen no pueden calificarse como socialmente responsables. Este calificativo se toma en forma equivocada, pues se considera como tal a aquella empresa que hace obras sociales, que pertenece al Pacto Global y que hace su reporte de sostenibilidad puntualmente. Sin embargo, el Libro Verde de la Unión Europea dice que una empresa es socialmente responsable si incorpora en su acción diaria las preocupaciones sociales y ambientales de los grupos de interés.
¿Y cuáles son las preocupaciones de los grupos de interés? Pues depende: si son clientes, que les den productos adecuados a lo que pagan, sin vicios ocultos y sin trampas. Si son trabajadores, pues que les brinden sueldos justos, una línea de carrera clara y un balance entre su vida laboral y familiar. Si son la comunidad, pues que no se afecte su calidad de vida y que colaboren en lograr su desarrollo integral. Es decir, ser responsable socialmente significa comprometerse con el futuro de la sociedad, no solo se trata de ser asistencialista, ni llenar reportes ni la página web de la empresa con fotos de ayuda a grupos necesitados.
Desgraciadamente, las empresas, los consultores, los medios e inclusive las universidades han relativizado el trabajo en responsabilidad social. Ser responsable socialmente es tener un compromiso sostenido con los grupos de interés, tener una relación adecuada con estos grupos y estar siempre interesados en apoyar su desarrollo, lo cual va más allá del asistencialismo: se trata de generar oportunidades de mejorar las condiciones de vida de los demás.
Si la responsabilidad social en el Perú hubiera sido desarrollada como debe ser, muchos conflictos empresa-sociedad no hubieran ocurrido, pues la relación hubiera sido mejor. Así de importante es la responsabilidad social, pero en muchos casos lo único que se logró fue desperdiciar recursos.
Publicado por: El Peruano (09 de Febrero de 2016)