¿CUÁNTAS BANCADAS TENDRÁ EL CONGRESO?


La formación de nuevas bancadas en el Congreso ha recibido el apoyo de varios sectores. Para algunos es una necesidad y una expresión democrática en el Parlamento, y para otro es una posibilidad de reafirmar la libertad que los congresistas deben tener para asociarse en el Congreso de acuerdo a sus afinidades ideológicas o de conciencia.

Hay argumentos a favor o en contra -que nosotros no vamos a analizar ni a defender-, pero los vientos soplan en favor de quienes buscan apartarse de sus bancadas originales para formar nuevos grupos, y ya es un hecho que las bancadas en el Congreso serán más de una docena.

Además, la tendencia ofrece una serie de "incentivos" para formar nuevos grupos. La discusión sobre la redistribución y reconformación de las comisiones, por ejemplos, es un estímulo que a mucho les interesa, y si eso viene con acompañado con la posibilidad de asumir la presidencia de alguna comisión, la cosa se vuelve más apetecible.

Esto puede terminar generando varios problemas en el camino, que sería bueno tener en cuenta desde ahora.

El primero de ello es que podemos terminar teniendo un Congreso con cerca de una veintena de bancada, varias de ellas con cinco o siete miembros, que se unen sin ningún criterio político, ideológico o programático. Incluso, algunas podrían formarse solo pensando en negociar cargos; mientras otras bancadas se conformarían con los congresistas que no son recibidos por las bancadas ya existentes, es decir, con los que sobran.

Un segundo problema que genera esta atomización es el de la dispersión del voto y de las iniciativas, y de los mayores esfuerzos y tiempos en la negociación política. Pongamos un ejemplo: la Mesa Directiva tiene cuatro cargos, si se trata de conformar una lista única alterna al fujimorismo, ¿se imaginan como sería esa negociación para ocupar esos cargos y para repartirse las presidencias de las comisiones o para llegar a acuerdos en la Junta de Portavoces?.

Una división en las filas antifujimoristas podría terminar favoreciendo a los naranjas, e incluso devolverles la Mesa Directiva aunque ellos tengan 55 votos con sus aliados.

Lo mismo para el caso de votaciones importantes pero controversiales (reforma laboral, reforma tributaria, régimen de las AFP, etcétera).

Lo otro es que se genera un precedente que puede alternar la dinámica parlamentaria si cada vez que se forman dos o tres bancadas se van a redistribuir y a reconformar las comisiones, incluidas las presidencias.

Porque nada nos asegura que esta ola de formación de nuevas bancadas no se va a repetir en cualquier momento. De hecho, ya tenemos algunos congresistas que en este Parlamento ya pasaron por más de una bancada y que, debido a su carácter, a su deseo de participar en la Mesa Directiva o en la presidencia de una Comisión, o porque quieren que las cosas se hagan como las plantean, no tendrían problema en volver a cambiar de camiseta.

Y, finalmente, a partir de ahora todos los que postulen al Congreso sabrán que una vez instalados en su curul ya podrán pensar en formar su nuevo grupo.

Publicado en Gestión, 25 de Enero del 2019.