LIMA EN LA HISTORIA

La ciudad del recuerdo, tan añorada por las generaciones anteriores, tiene detrás una historia de costumbres propias y adoptadas que le dan una riqueza especial para fortalecer el orgullo de los limeños. Destapando la historia se encuentra la identidad.

Lima, la ciudad de los Reyes, de los Chávez, de los Quispe… de anticuchos y picarones, de iglesias y procesiones, de Chabuca y Pinglo, de Valdelomar y Palma; de chismes, de convulsiones sociales y de congestiones vehiculares, la misma Lima de Reynoso y Salazar Bondy –que la calificó de horrible– concentra en sí una extensa historia marcada por tradiciones que fortalecen la identidad de la población limeña.

Esta ciudad, capital del Perú, fue el centro del poder español durante la colonia, poco tiempo después de esa etapa llamada conquista, en que los incas fueron sometidos al poder de quienes llegaron atravesando los mares.

La llegada de los españoles al Perú significó un giro total en la geopolítica de América del Sur, después de tener al Cusco como el centro político del imperio incaico, el sometimiento conquistador trasladó el eje político, comercial y social a la costa, y se ubicó en el valle del río Rímac. Así inicia la historia de Lima como la conocemos hoy.
El origen

La historia del origen de Lima –como capital de las tierras recién ocupadas por los españoles – la cuenta el Inca Garcilaso de la Vega, que dedica el capítulo diecisiete del segundo tomo de su emblemática obra Historia general del Perú.

En este capítulo, el cronista cuenta que: "El Gobernador se quedó en el valle de Pachacamac con deseo de poblar una ciudad en la costa, por gozar del trato y comercio de la mar; para lo cual, habiendo consultado con los suyos, envió hombres experimentados en la mar, que fuesen a una mano y a otra de la costa a descubrir algún buen puerto, que era lo más importante para su pretensión".

"Supo de ellos que cuatro leguas de Pachacamac, al norte, había un muy buen puerto, en derecho del valle de Rímac. Fue allá, y, habiendo visto el puerto y el valle y sus buenas partes, determinó pasar allí el pueblo que había comenzado a poblar en el valle de Sausa, treinta leguas de Rímac, la tierra adentro. Fundóse la ciudad día de los Reyes".

Lima en la historia
La ciudad del recuerdo, tan añorada por las generaciones anteriores, tiene detrás una historia de costumbres propias y adoptadas que le dan una riqueza especial para fortalecer el orgullo de los limeños. Destapando la historia se encuentra la identidad.

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Lima, la ciudad de los Reyes, de los Chávez, de los Quispe… de anticuchos y picarones, de iglesias y procesiones, de Chabuca y Pinglo, de Valdelomar y Palma; de chismes, de convulsiones sociales y de congestiones vehiculares, la misma Lima de Reynoso y Salazar Bondy –que la calificó de horrible– concentra en sí una extensa historia marcada por tradiciones que fortalecen la identidad de la población limeña.

Esta ciudad, capital del Perú, fue el centro del poder español durante la colonia, poco tiempo después de esa etapa llamada conquista, en que los incas fueron sometidos al poder de quienes llegaron atravesando los mares.

La llegada de los españoles al Perú significó un giro total en la geopolítica de América del Sur, después de tener al Cusco como el centro político del imperio incaico, el sometimiento conquistador trasladó el eje político, comercial y social a la costa, y se ubicó en el valle del río Rímac. Así inicia la historia de Lima como la conocemos hoy.

El origen

La historia del origen de Lima –como capital de las tierras recién ocupadas por los españoles – la cuenta el Inca Garcilaso de la Vega, que dedica el capítulo diecisiete del segundo tomo de su emblemática obra Historia general del Perú.

En este capítulo, el cronista cuenta que: "El Gobernador se quedó en el valle de Pachacamac con deseo de poblar una ciudad en la costa, por gozar del trato y comercio de la mar; para lo cual, habiendo consultado con los suyos, envió hombres experimentados en la mar, que fuesen a una mano y a otra de la costa a descubrir algún buen puerto, que era lo más importante para su pretensión".

"Supo de ellos que cuatro leguas de Pachacamac, al norte, había un muy buen puerto, en derecho del valle de Rímac. Fue allá, y, habiendo visto el puerto y el valle y sus buenas partes, determinó pasar allí el pueblo que había comenzado a poblar en el valle de Sausa, treinta leguas de Rímac, la tierra adentro. Fundóse la ciudad día de los Reyes".

El nombre de Ciudad de los Reyes tiene su origen en este momento de la historia, puesto que los hombres que salieron a encontrar el buen puerto lo hicieron el 6 de enero; tres semanas después, el 18, fue fundada Lima bajo la advocación de los Reyes Magos, en homenaje a la fecha en que se inició la exploración.

Este momento ha motivado, además del nombre, elementos simbólicos que lleva el escudo, como sigue narrando Garcilaso: "Y por ser así tomó por blasón y divisa las tres coronas de aquellos Santos Reyes, y la estrella resplandeciente que se les apareció".

El siguiente paso, una vez definida la ubicación de la nueva ciudad, fue diseñarla. "Trazáronla hermosamente, con una plaza muy grande, si no es tacha que lo sea tan grande; las calles muy anchas y muy derechas, que cualquiera de las encrucijadas se ven las cuatro partes del campo. Tiene un río que pasa al norte de la ciudad", relata Garcilaso.

Así comenzó la historia de la Ciudad de los Reyes, que muy pronto se transformó en el centro social, político y económico del que fue el virreinato más importante de la España colonizadora.

La importancia de Lima fue tal que concentró diferentes ejes de poder, escenario registrado por Felipe Guaman Poma de Ayala, que en su obra Nueva corónica y buen gobierno expresa: "La ciudad de los Reyes de Lima, Corte real, donde residen su majestad y su corona real, presidentes y oidores, alcaldes de corte y justicias, doctores, licenciados y los excelentísimos señores virreyes, de donde gobierna todas las Indias orientales, occidentales, todo lo que toca a la casta y generación de indios […]".

La cultura del mestizaje

La llegada de los españoles al Perú, principalmente concentrados en Lima, trajo consigo una serie de manifestaciones culturales nuevas, ya sea porque llegaron desde el Viejo Continente o porque nacieron como resultado de la combinación de las expresiones inca y española.

Dejando de lado las prácticas opresoras que los españoles tenían (las cuales trajeron formas crueles de divertirse a costa del sufrimiento de los indígenas), es en la colonia que la capital adquiere sus edificaciones históricas, caracterizadas muchas de estas por la presencia de balcones, así como las iglesias con grandes detalles arquitectónicos.

El paso imperial de España no solo generó una mezcla con la población nativa del Perú, sino que también significó la llegada de los negros esclavos, lo que generó una nueva manifestación cultural y étnica: la afroperuana.

El resultado de esta convergencia cultural propició mucho de lo que conocemos hoy sobre la capital.

En el aspecto social, la vida de clases (marcada fuertemente por la distinción de razas) hizo que las calles limeñas observaran caminar a las señoras y caballeros de la considerada "clase alta" con sirvientes de "clases inferiores".

Expresiones de esto fueron la china chola, los mulatos esclavos, entre otros grupos que fueron marginados en la época. Esto trastornó la visión de hermandad y solidaridad de las culturas precolombinas para generar una mirada jerárquica que trae rezagos hasta la actualidad.

Valores tradicionales

Dejando de lado este patrón negativo, los buenos aportes llegaron en diferentes manifestaciones culturales, como la música, pues es en esta época que nace el valse criollo y la polca como la conocemos, género musical que convocaba a las personas de clases altas para llenar los grandes salones de baile.

Al mismo tiempo, la cultura afroperuana traerá las diferentes versiones del festejo y la zamacueca, que luego variará ligeramente para convertirse en la marinera.

Asimismo, gracias al comercio (no solo con Europa) aparecen muchas de las creaciones gastronómicas, que a la fecha han llevado el nombre del Perú por lo alto en estándares internacionales, como los anticuchos, el tacu tacu, los picarones, la mazamorra morada, entre otros.

La llegada de la República significó la independencia política y económica del Perú; sin embargo, muchas de las tradiciones que llegaron de España siguieron vigentes durante varias décadas (como es el caso de la tapada limeña), incluso hasta la actualidad.

Este es el caso de las corridas de toros y las peleas de gallos, prácticas para entretenerse que concentraban a los dueños de los animales junto a un corro de espectadores que apostaban a su mejor ficha e inundaban de emoción el recinto.

Asimismo, las manifestaciones de religiosidad popular siguieron con la misma presencia, como es el caso de las procesiones, principalmente la de del Señor de los Milagros y la Virgen del Carmen, que hasta ahora son las más concurridas.

La llegada del siglo XX, además de la modernidad, presentó una sofisticación de las viejas tradiciones, la actualización de valores culturales y nuevas fusiones que han construido con más fuerza la sociedad limeña que conocemos hoy.

Vigencia cultural

Varias de las costumbres de la Lima del virreinato se mantuvieron durante la vida republicana del Perú: las tapadas, las corridas de toros, los grandes bailes de salón, los carnavales, las peleas de gallos. Por eso la importancia de conocer la historia de la capital, que enmarca en sí una serie de tradiciones cuyo recuerdo fortalece la identidad de su población.

Publicado en El Peruano,17 de enero del 2020.