FUSIONES Y ADQUISICIONES


Imagine que usted es CEO de una empresa que cotiza en bolsa. Es habitual que esté ocupado tomando decisiones, visitando filiales y conversando con clientes, proveedores y empleados. Las reuniones son interminables y dispone de poco tiempo para reflexionar. Pero de repente en la primavera (boreal), luego de apagar muchos incendios, su agenda estaba vacía. Sentado en su estudio en casa, aislado de la familia, meditaba sobre las carencias y los sobrantes de su empresa.

Entonces llamó a un amistoso banquero de inversión:

"Quizás pronto necesite realizar una transacción". Los resultados de esas sesiones de estrategia ahora son evidentes. Las últimas semanas han visto una explosión de fusiones y adquisiciones (M&A), con acuerdos de fusión de todo tipo, en todo el mundo y en muchos sectores desde tecnología y salud, hasta banca e industria editorial. Los intermediarios en los bancos de inversión están alborozados. Dicen que la última vez que hubo algo así fue en 2007-2008.

Los accionistas, por su parte, tienen motivos para temer lo peor. Abunda la literatura, alguna data del estallido bursátil de inicios de este siglo, que indica que las fusiones no crean valor para la empresa adquiriente. La investigación más reciente tiene matices: las fusiones manejadas por compradores seriales tienden a añadir valor. Claro que la situación puede salirse de control, pero en esta temprana etapa del ciclo económico y con las actuales circunstancias inusuales, es más probable que haya una lógica detrás de las fusiones.

Para entender este incipiente boom de M&A, remontémonos a Enero y febrero. Los bancos de inversión tenían una cartera llena de transacciones pero la pandemia trastocó todo.

Los CEO que tenían una fusión en marcha tuvieron que suspenderla. No se podía proyectar cifras con seguridad ni era posible saber si una empresa era capaz de comprar otra o financiar la operación. Pero las conversaciones con banqueros no se detuvieron, aunque en lugar de eventos formales lo que hubo fueron charlas virtuales.

La cartera de transacciones comenzó a descongelarse en junio o julio, y desde entonces los anuncios no han parado. Mucho de esto se debe a las condiciones del mercado, que rápidamente se tornaron favorables y se han mantenido así. Los precios de acciones se han recuperado desde sus bajos niveles de fines marzo. Las empresas cuyas acciones rebotaron primero tecnología y salud, se encontraron con un alto valor monetario con el cual poder pagar transacciones.

En tanto, el mercado de bonos ha reabierto con mucha determinación, lo que ha favorecido la disponibilidad del financiamiento de deuda. Las tasas de interés están en niveles mínimos y es probable que sigan así por buen tiempo. Las firmas de capital de riesgo cuentan con un montón de capital de riesgo cuentan con un montón de capital inutilizado al que pueden recurrir.

Las condiciones financieras no son la única explicación. Otra es la economía. La pandemia les ha creado a las empresas nuevos problemas y ha hecho más apremiantes algunos de los que ya existían, y las M&A ofrecen una solución.

Las abrumadas por deudas necesitan vender activos y las compradoras buscan llenar vacíos estratégicos.

La racionalidad de una transacción podría ser asegurar cadenas de suministro, diversificar geográficamente, adquirir una habilidad específica (generalmente digital) o impulsar ventas o reducir costos cuando las perspectivas de ganancias son un albur. Algunas transacciones responden a la oportunidad, señala Alison Harding-Jones, jefa de M&A en Europa, Medio oriente y Africa de Citigroup.

Otras responden a la necesidad. El covid-19 ha creado ganadores y perdedores entre sectores pero también dentro de ellos. Los CEO de las empresas ganadoras podrían descubrir que la adquisición que tenían en su lista de deseos es asequible. Los de las perdedoras quizás deban enfocarse en vender juiciosamente. Pero ambas clases de CEO tendrán precaución ante la reacción de los accionistas. Es que siempre estarán presentes los riesgos de equivocarse en el precio de compraventa o subestimar los inconvenientes de integrar las adquisiciones.

Pero es probable que las transacciones cuya estrategia parece aceptable reciban el beneficio de la duda. Los compradores seriales tendrán más libertad de acción. Según la consultora McKinsey, las que realizan muchas adquisiciones pequeñas tienden a añadirles valor.

Esas "compradoras programáticas" evalúan con más cuidado las empresas que les interesan, alineando las M&A con una estrategia corporativa más amplia e integrando sus compras.

Las transacciones grandes y únicas son más riesgosas. Los peligros parecen pequeños ahora, pero aumentarán a temer que sus rivales están al mando de los acontecimientos y estarán más propensos a aceptar fusiones grandiosas y mal aconsejadas. Cuando termine el boom, algunas almas volverán a sus estudios en casa, pero debido a que no tendrán una oficina adonde ir, se preguntarán: "Por qué lo hice?".

 

 

 

Publicado en Gestión, 03 de diciembre de 2020.