OSCAR COLCHADO, ECRITOR: "LOS PERUANOS TENEMOS UNA MITOLOGÍA MÁS RICA QUE LA MITOLOGÍA GRIEGA"

 

 

 

Sus primeras historias las confeccionó en viñetas. Era la infancia. Narraciones gráficas sobre vaqueros en las que ‘Ok El Triunfo’ era el personaje principal. Una suerte de llanero solitario. La idea creció junto con su autor, quien más tarde escribió una novela basada en un pistolero, un hombre bueno que defendía a los campesinos en los Andes, materializado en los libros ¡Viva Luis Pardo! y Luis Pardo. Noticia del gran bandido.

Óscar Colchado Lucio solo tuvo una mascota. Era un perro negro que se llamó Rayito. En los Andes se decía que había que criar un perro negro para que nos acompañe al más allá. Rayito se fue primero, murió tierno, al año, atropellado por un carro. “Lo quise tanto”, recuerda. Lo enterró en el cerro del barrio Progreso, en Chimbote, y le puso una cruz. La mascota más tarde fue protagonista del libro Rayito y la princesa del médano. Y aunque don Óscar no lo dice, Rayito de alguna forma también se hace presente en Rosa Cuchillo (1997), una de las cimas literarias que ha alcanzado el escritor ancashino. El perro negro Wayra acompaña a Rosa por los truculentos parajes de la muerte en el mundo andino, en busca de su hijo Liborio. Obra que acaba de ser publicada como novela gráfica por Random Cómics, con las ilustraciones de Daniela Gamarra.

Abandonó la docencia para dedicarse a escribir a tiempo completo. Estudió Pedagogía y durante 16 años fue profesor de Lengua y Literatura en Chimbote. Óscar Colchado Lucio se formó solo en la escritura. Asegura que la docencia le quitaba muchas horas para la creación. “Desbordo en fantasía, en creatividad”, me dice el autor de más de 30 libros.

-Rosa se pregunta si la muerte será como la vida.

De repente existe el purgatorio, el infierno y el paraíso. Acá tenemos nuestro paraíso cuando encontramos un poco de felicidad.

-¿Dónde encuentra el paraíso?

La mente fabrica paraísos e infiernos, y cada ser humano tiene su propio paraíso, purgatorio e infierno.

-¿Para don Óscar Colchado, cuál es el paraíso?

Usted me obliga a pensar. Bueno, yo soy cristiano. Creo en el paraíso de la Biblia.

-¿Qué momento lo lleva a ese paraíso?

Hay momentos de felicidad fugaces, como coronar éxitos en los estudios, haber ganado un premio o haber conseguido un buen trabajo o el amor. Son momentos en los que se ve el paraíso como un relámpago, y se va rápido.

-Que se publique una novela gráfica de Rosa Cuchillo es una forma del paraíso.

Sí, sí, porque yo de niño soñaba con hacer historietas y las hacía. Alguna vez pensé tener una editorial que publicara libros para los niños de mi país y que aprendieran a leer la historia del Perú, la historia de sus héroes de una manera rápida. Era un apasionado por las historietas, las compraba semanalmente. Estaba pendiente del nuevo número de la editorial Novaro. Es como palpar la ficción. Con la historieta aprendí cómo hacer un guion, cómo hacer una historia. La historieta tiene todos los elementos del cuento o la novela literarios.

-¿Qué nos dice Rosa Cuchillo 24 años después de haber sido publicada y que ahora vuelve como novela gráfica?

Nos sirve para conocer las dos racionalidades que se oponen en nuestra cultura y que, a raíz de eso, somos un país desunido, un país que no logra formar una nación. Tenemos la mentalidad mítica, representada por Rosa Cuchillo, y la racionalidad occidental, representada por Sendero. El gran mensaje de Rosa Cuchillo es que los peruanos debemos conocer nuestra literatura oral, nuestro pasado, porque Latinoamérica es un subcontinente hirviendo en mitos, leyendas, cuentos, que casi nuestros escritores no lo han aprovechado. Y quienes lo han hecho han dejado un precedente grande, como Rulfo, Roa Bastos, Carpentier, García Márquez, José María Arguedas. Los peruanos tenemos una mitología más rica que la mitología griega.

-¿Por qué?

Es superior en cantidad, pero nos falta darle calidad. En la costa tenemos cantidad de mitos. Está la historia fabulosa de Pachacamac y su esposa la diosa Urpayhuachac. Tenemos a Carhuincho que fue el dios de Lima, lo adoraban en Maranga, en la zona de Miraflores. Tenemos Vichama, el semidiós que se enfrentó a Pachacamac y lo derrotó. Más al norte está la historia de Huayanay, la historia de Quitumbe. La historia de los ahogados. Y en la sierra hay más que en la costa.

-Y ni qué decir de la selva.

Mucho más. Cada etnia tiene una cosmovisión. En Grecia han sabido trabajar sus mitos; los griegos que iban sucediendo iban creando alguna característica más a sus personajes míticos.

-¿Es posible que hayamos ‘respetado’ mucho nuestros mitos y no los hemos dejado crecer?

Exacto. Los que han malogrado un poco son los antropólogos. Para ellos, se deben recoger las historias tal y como están, porque, de lo contrario, sería quitarle su carácter científico. Y por mantener ese carácter, muchos no lo tocan y ‘respetan’, pero el tema no es ese; literariamente hay que salirse de eso e inventar. La mitología de los griegos circula por el mundo porque la han trabajado literariamente. Ya es tiempo de que los escritores peruanos instalemos nuestra mitología en el mundo.

-Cuando uno lee Rosa Cuchillo, es una forma de conocer y entender a la muerte. ¿Debemos temer a la muerte?

Nos da miedo morir, pero en el fondo no debemos temerle. Cada persona encontrará su paraíso según cómo vivió en la Tierra.

-¿Por qué caminos iría usted en la muerte?

No sé si seguiría el camino de Rosa Cuchillo. También dicen que cuando uno se muere, se abre como un túnel luminoso, por donde uno avanza, las almas se pierden y no se sabe adónde conduce.

-¿Buscaría a alguien?

Me encantaría encontrarme con mis amigos, mis parientes, mi mamá, mi papá, mis hermanos. Sería una felicidad. Pero sería mayor que mi papá y mi mamá, porque ellos murieron más jóvenes.

AUTOFICHA:

- “Me llamo Óscar Colchado Lucio, nací en Huallanca, Áncash, en 1947. Está al final del Callejón de Huaylas, en el Cañón del Pato, por la hidroeléctrica, donde Antúnez de Mayolo instaló la modernidad en el Perú. Ahí solo nací, a los ocho meses me llevaron a Huayllabamba”.

- “Huayllabamba es el pueblo de mis padres. Pertenece a la provincia de Sihuas, en el Callejón de Conchucos, el otro callejón que tiene Áncash. A los 5, 6 años nos trasladamos al puerto de Chimbote, donde viví hasta el año 1983, después de lo cual radico en Lima”.

- “He terminado un libro de cuentos y escribo otro. Uno se llama La cabaña sola y el otro Puerto perdido. El primero son cuentos de misterio, medio tenebrosos, fantasía, tratando de salirme de lo mítico. Y el otro es más realista. Pero no creo que este año salgan, por la recesión económica de la pandemia”.

 

 

 

Publicado en La República,13 de abril del 2021.