PERÚ Y EL "MILAGRO" ECONÓMICO BOLIVIANO

 

El próximo 6 de junio será la segunda vuelta electoral en el Perú entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo. El desempeño del modelo económico y varias medidas adoptadas por Bolivia durante el gobierno de Morales se han convertido en el centro del debate electoral y político en el vecino país. El candidato de izquierda Castillo no oculta su admiración por la línea ideológica de Evo. Propone el cambio de la Constitución, la nacionalización de los recursos naturales, la eliminación paulatina de las AFP, un Estado interventor, planificador, innovador y protector, y otras medidas de cuño social. En suma, propone pasar de una economía social de mercado a una “economía popular de mercado”.

Dice el viejo dictado que nadie experimenta en cabeza ajena. Es probable que el refrán también sea válido para los países. Sin embargo, tomaré el riesgo y señalaré algunas lecciones que podrían aprender los peruanos de la experiencia económica de Bolivia, vista como exitosa por parte de la izquierda latinoamericana. Ciertamente, si comparamos a Bolivia con la isla de pobreza cubana y el bodrio económico venezolano, concluiremos que está mejor. Todo es relativo en la vida.

Lección 1. No estamos frente ni a un milagro ni a un modelo económico novedoso. Morales profundizó el extractivismo rentista que existe en América Latina desde la colonia, aprovechando la bonanza externa asociada al incremento de los precios internacionales de las materias primas en el periodo 2006 y 2013. A partir del 2014, el modelo enfrenta un desgaste estructural, cuya muestra más preocupante es la desaceleración del crecimiento económico en un contexto de enormes déficits comerciales y fiscales. Esta es una historia cíclica en Bolivia y la región.

Lección 2. No hay que subestimar la agenda social. En Bolivia, la pobreza, la exclusión social, el centralismo y el racismo eran y son causas pendientes y justas de larga data, pero pueden, fueron y son defendidas con ideas equivocadas. El Movimiento al Socialismo (MAS) monopolizó los temas sociales, en las diferentes elecciones, con propuestas de viejo cuño. Revivió el viejo distribucionismo basándose en las rentas del Estado. Distribuyó bonos (‘cash transfers’) de manera muy efectiva en el corto plazo, pero generando rentismo político y presión sobre el gasto público. Entre tanto, en el debate boliviano se olvidó completamente que la mejor política social son los empleos de calidad y que la reducción de la pobreza requiere servicios sociales eficientes (salud, educación y saneamiento básico). La oposición democrática ignoró la agenda social y repitió el mantra del libre mercado.

Lección 3. El discurso de la nacionalización de los recursos naturales es tremendamente efectivo en Bolivia. Es una construcción política que apela a un nacionalismo atávico sobre los recursos naturales, pero se basa en cuatro ficciones ideológicas.

a) La nacionalización, en el caso de los hidrocarburos, no implicó ninguna expropiación, como en el pasado, y sí una renegociación de contratos. Las empresas transnacionales no salieron de Bolivia.

b) La nacionalización no generó más recursos para el Estado, fue el impuesto directo a los hidrocarburos (IDH) de la Ley de Hidrocarburos, implementada antes al gobierno de Evo, que lo hizo en un contexto de precios del petróleo elevados.

c) La nacionalización desvió el debate del desarrollo porque se confundió a los medios con los fines. Estos no tienen que ver con la propiedad de las empresas, públicas o privadas, pero sí con la generación de riqueza y bienestar a través de una gestión eficiente de los recursos naturales. En el caso boliviano, a lo largo de dos siglos, el sector de hidrocarburos ya estuvo administrado por el sector estatal como por el privado, con resultados mediocres en ambos casos. El fracaso en la gestión de los recursos naturales tiene que ver con la falta de desarrollo institucional y no con el tipo de propiedad.

d) Finalmente, la nacionalización no produjo un boom estructural en el sector como era esperado. Bolivia se visualizaba como el centro (hub) de distribución de gas natural en el cono sur. Nada de esto ocurrió. Los mercados del gas natural se achicaron, se contrajo la inversión en exploración, bajaron las reservas probadas de este energético y, pasado el efecto precio, la empresa estatal, YPFB, comenzó a arrojar pérdidas.

Lección 4. La gestión del sistema de pensiones fue un fracaso en Bolivia. La rentabilidad de los ahorros bajó significativamente, las rentas que reciben los jubilados son muy bajas y, después de más de siete años de estatización/nacionalización de las AFP, la gestora pública no puede tomar control de los recursos de la gente. Contribuyentes al sistema de pensión boliviano viven en una enorme incertidumbre institucional.

Lección 5. Durante el periodo de Morales, el Estado volvió con fuerza a la economía a través de la inversión y gasto público, pero este retorno tuvo un impacto diferenciado sobre el sector privado. Por ejemplo, mantener el tipo de cambio real apreciado afectó negativamente a las empresas nacionales volcadas al mercado interno e impulsó al sector privado vinculado al comercio, servicios de construcción, transportes, en su mayoría, en la economía subterránea. En Bolivia, la informalidad es la fase superior del capitalismo, y las verduras son peruanas.

 

 

Publicado en Gestión, 30 de mayo del 2021.