TRES SURFERS RUMBO A TOKIO: LOS SUEÑOS QUE VAN MÁS ALLÁ DE UNA CLASIFICACIÓN

 

 

Antes de estos Juegos Olímpicos Tokio 20221, ni siquiera los mejores surfistas del mundo soñaban con competir en un evento similar. Este será el año debut de su deporte en las olimpiadas y una de las oportunidades más grandes para exponer su talento luego de un año y medio de pandemia.

Un sueño en común

Miguel Tudela, por ejemplo, tuvo un camino complejo hacia la clasificación al torneo. "En el 2019 no pude competir por unas lesiones que tuve, una rotura de rodilla que no me dejó ser parte de los Panamericanos", cuanta el tablista que empezó a los 3 años en este deporte.

Sus padres tenían una de las primeras casas de playa en Punta Hermosa. En este entonces, él solo vivía "para jugar en la arena y meterse al mar". Ahora sueña con traer una medalla de oro Tokio tanto como clasificar a la Liga Mundial de Surf (WSL, por su siglas en inglés) y pelear un título en el torneo.

Este es el sueño de todos los que corren olas, como Lucca Mesinas, quien a sus 25 años tiene auspiciadores que lo ayudan a trazar el camino hacia su mayor meta.

"Necesitas dinero para poder seguir viajando y las marcas, a cambio, piden siempre resultados deportivos, exclusividad y que los ayudes en redes sociales", cuenta Mesinas, que trabaja con Quicksilver, Toyota y Diners Club.

Un auspicio en surf significa no tener que desembolsar US$ 500 por una tabla de surf, contar con un aumento que permita ir a los entrenamientos, o un viaje a una competencia internacional.

De la mano de un mánager

Conseguirlo no es fácil, pero en el mundo de las olas muchos profesionalizan su carrera de la mano de un mánager, como cuenta Sofía Mulanovich, quien ya cumplió su sueño de ser campeona mundial y ahora tiene un nuevo reto en julio.

Ello actualmente cuenta con siete patrocinadores y una renta en una casa de playa en Máncora.

Mesinas también trabaja de la mano de mánagers desde hace cinco años, confiado en que "un deportista debe concentrarse en su carrera y no en tocar puertas".

Son las marcas y los negocios propios el principal soporte económico de un atleta en tiempos complicados. La pandemia sorprendió a Tudela en medio de un campeonato en Nueva Zelanda. "Cancelamos todo y regresé a Lima antes de que cierren las fronteras", cuenta el tablista, que vivió dos meses de encierro alejado del mar.

"Hubo sponsors que no pudieron continuar conmigo porque tenían que ajustar sus presupuestos y otros con los que se tuvo que renegociar el apoyo económico. Los montos de los contratos se redujeron en un 45%, menciona el joven de 26 años, quien entiende la situación.

Ello significó redefinir los entrenamientos de la mano de sus tres cocoachs: Gabriel Aramburú, Renato Quesada y Rodrigo Jiménez. Se pudo armar un minigimnasio en casa y trabaja para mantenerse preparado físicamente.

"Felizmente pudimos cubrir igual todos los gatos", añade Tudela, quien también abrió su charcutería Lucaffe en su natal Punta Hermosa. Ahora, incluso, tiene en mente una segunda tienda en Lima y "ojalá este negocio algún día se convierta en un supermercado", sueña en voz alta.

Un futuro no muy lejano

Es que, según explica Mesinas, la carrera de un surfer profesionar acaba a los 30 o 35 años "dependiendo de cuánto te cuides". Y por eso, es imposible no pensar en el futuro.

Tudela, que tiene a Billabong, Monster, Adidas, Al Merrick, Skullcandy, FCS e ITEA Media entre sus filas, aspira a incrementar el número de auspicios.

"Con la clasificación a Tokio espero que haya más marcas que se sumen y que sean parte de la preparación. Sé que falta un mes, pero podríamos empezar a trabajar algo pensando en las olimpiadas primero y luego en las siguientes olimpiadas que vienen en tres años".


 

 

Publicado en Gestión, 15 de junio de 2021.