LA INDEPENDENCIA DEL BANCO CENTRAL

 

 

Aunque con mucha tardanza, finalmente el directorio del Banco Central está completo. Seis directores, economistas todos, presididos por el arquetipo del banquero central, don Julio Velarde.

Y en su composición, toda una exhibición de la gama de tonalidades ideológicas que la ciencia económica ha generado durante los últimos 250 años, desde visiones de izquierda a lo "kalecki", hasta posiciones que algunos reconocen como "neoliberales". Eso sí, todos con adecuadas credenciales académicas y profesionales sin groseros conflictos de intereses como en el directorio que acaba de fenecer.

De esa manera, el país puede ahora dar un poderoso mensaje a la comunidad económica nacional e internacional: que la política monetaria seguirá siendo conducida con "independencia" de presiones políticas y, en particular, libre de injerencias indebidas por parte del Poder Ejecutivo.

El concepto de "independencia del Banco Central" no es nuevo, pero tampoco es de tan larga data. Nace de un artículo de Milton Friedmsan escrito hace casi 60 años (Should there be an independente monetar authority?), y hace parte del arsenal del "conventional wisdom" desde hace apenas unos 30 años. Su aceptación y adopción ha sido lenta pero segura y, en ese sentido, el Banco Central de Reserva del Perú es uno de los pioneros al haber adoptado el concepto de independencia en su ley orgánica.

Ahora, ¿cuándo es un Banco Central más o menos independiente? La investigación académica nos da algunas pistas: 1) mientras más largo sea el mandato de su presidente; ii) mientras esté a cargo de formular la política monetaria; iii) si tiene un objetivo de inflación baja; y iv) si carece de la capacidad para prestarle directamente al Gobierno. El BCR cumple todos y cada uno de estos conceptos.

¿Y? ¿Cuáles son los beneficios de tal independencia? En el caso del Perú, sin lugar a dudas, el mérito principal es el haberle dado sustento a una de las más exitosas experiencias desinflacionarias del mundo, matando la hiperinflación, y poniendo coto a la perversa espiral de devaluación, inflación que tanto daño le hizo a toda una generación de peruanos.

Pero ese no es el único beneficio. La independencia del Banco Central ha sido un factor fundamental para convertir la institución monetaria en un verdadero ejemplo de profesionalismo y excelencia, digno de ser replicado en todo el estamento burocrático del Estado. En este sentido, ayuda a construir y fortalecer la tan necesaria institucionalidad.

Pero tal vez, incluso más importante sea el papel semillero del Banco Central. De sus cursos de extensión salen cada año decenas de jóvenes economistas estándares técnicas y la institución es reconocida por su inversión permanente en la mejora del recurso humano que la sustenta, financiando estudios de postgrado no como un tema de excepción sino como regla. Su éxito en la formación de servidores públicos de excelencia es tal que el modelo BCR está siendo imitado por otras entidades públicas.

Finalmente, un banco central independiente y exitoso ha sido la mejor carta de presentación del banco central en el Olimpo de bancos centrales del mundo. Olimpo en el que por lo menos en un par de oportunidades, don Julio ha sido reconocido como "el mejor banquero del mundo".

Nada de lo anterior blinda al Banco Central o a su presidente de la crítica, particularmente en tiempos de crisis.

De hecho, casi resulta una paradoja que la consolidación del espíritu independista a nivel de los bancos centrales haya coincidido con una tendencia mundial a la inflación baja (aunque esto está ahora cambiando como consecuencia del impacto económico del covid-19), pero también con un periodo de sucesivas crisis globales.

Paradojas aparte, no cabe duda que, en el balance, la independencia del Banco Central, ratifica con el nombramiento de un directorio altamente creíble y profesional, es un paso importante en la consolidación de una institución clave para el crecimiento y desarrollo del país.

 

Publicado en Gestión, 19 de Noviembre del 2021.