EL INVIERNO VIENE MUY FRÍO


Durante el mes de abril, las exportaciones llegaron a US$ 5,214.6 millones (su menor nivel en 9 meses) y las importaciones a US$ 5,024.6 millones, su mayor nivel de la historia. En conjunto, la balanza comercial de abril tuvo un superávit de US$ 190 millones, lo que resulta el menor saldo en los últimos 23 meses. En términos de 12 meses móviles, o anualizados, tanto las exportaciones (que han superado por primera vez los US$ 67,000 millones) como las importaciones (que llegaron a US$ 51,277.9 millones) alcanzaron sus mayores niveles históricos. Sin embargo, dado que las importaciones mantuvieron su trayectoria al alza, la balanza comercial se redujo en US$ 484.4 millones frente a su nivel récord, alcanzado en marzo (US$ 16,215.9 millones).

Gran parte de los resultados alcanzados responde a un efecto precio. Expresando las mismas variables también en términos anualizados, pero en dólares del 2007, encontramos comportamientos muy diferentes de los anteriores. Por el lado de las exportaciones, estas se encuentran 1.6% por debajo de su máximo histórico, alcanzado en diciembre del 2019. Por su parte, las importaciones están solo 0.2% por debajo de su récord, al que se llegó en enero del presente año. Dada esta introducción, el análisis del comportamiento reciente de las compras y ventas desde el exterior nos indica dos tendencias preocupantes: una por el lado de actividad económica, otra por el lado de precios.

La primera es que el sector real, tanto local como global, está perdiendo velocidad. El estancamiento que en la práctica muestran las importaciones en lo que va del año nos sugiere que la demanda interna virtualmente no ha crecido en los dos últimos trimestres e incluso la importación de bienes de capital -indicador líder de la inversión privada, que a su vez está altamente correlacionada con el ritmo de crecimiento de la economía- nos sugiere que la tendencia más reciente es hacia la baja. Asimismo, la primera caída de las exportaciones anualizadas en seis meses es síntoma de que en el exterior la economía ya se está enfriando. Si bien es cierto que en esta contracción ha influido la menor producción local de cobre en los últimos meses, las exportaciones sin considerar este metal también se han moderado notablemente en abril frente al mismo mes del 2021 (15% frente a 40.8% en marzo, mientras que en términos reales cayeron 4.1%, su primer registro negativo en 15 meses) y esto ha impactado en su comportamiento anualizado (crecieron 36.5% en dólares, su menor ritmo en 7 meses, y 14.1% en términos reales, la menor expansión en 8 meses).

La segunda es que el efecto precio está cambiando de dirección. Desde el cierre del 2021, entre los productos importados que mayor incremento de precio han acumulado hasta mayo cabe destacar al petróleo (52.9%), al aceite (39.4%) y frijol de soya (37.3%) y al trigo (36.7%), mientras que entre los principales productos de exportación el precio del oro se ha incrementado 3.4% y el del cobre ha caído 1.8%. Así, los términos de intercambio han llegado en abril a su menor nivel en 18 meses, ubicándose ya 7.7% por debajo de su valor máximo, alcanzado en junio del año pasado. Esto sugiere incluso a pesar de la más reciente alza de la tasa de referencia en el Perú, una nueva ola de presiones al alza del tipo de cambio local y una eventual mayor intervención del Banco Central en el mercado cambiario para atenuar la volatilidad esperada.

De esta manera, es de anticiparse que en los próximos meses la economía peruana mantendrá un desempeño modesto y que la inflación no cederá rápidamente. Es decir, económicamente estamos llegando a un invierno muy frío

 

Autor: Juan Carlos Odar. Publicado en Gestión, 15 de junio del 2022.