¿UNA NUEVA GENERACION DE INFRAESTRUCTURA?
El Poder Ejecutivo ha presentado un proyecto de ley para establecer un Ministerio de Infraestructura. Aunque la idea de un "mega ministerio" que centralice la gestión de proyectos de infraestructura resulta atractiva (existen ejemplos exitosos en otros países) y, en teoría, tiene varios aspectos que parecen razonables, nuestra complicada realidad institucional, agravada por un proceso de descentralización fallido, nos genera serias dudas.
Comencemos por destacar las buenas intenciones detrás de la propuesta del Ejecutivo. El objetivo principal de este nuevo ministerio sería mejorar "la gestión" de la infraestructura pública a nivel nacional. Como sabemos, la gestión pública es uno de los problemas transversales más graves de nuestro Estado disfuncional. Según la propuesta, las principales funciones del ministerio serían planificar y gestionar de manera integral; mejorar los servicios públicos; reducir brechas; formular y supervisar la política nacional de infraestructura; establecer normas y lineamientos técnicos; coordinar y supervisar la ejecución de proyectos; asegurar la participación; diseñar procesos y metodologías; planificar y priorizar proyectos; promover la inversión privada y extranjera; y supervisar la calidad de los proyectos ejecutados. Desde una perspectiva teórica, es difícil oponerse a la creación de este ministerio si su objetivo es aumentar la eficiencia y efectividad.
En teoría, este ministerio seguiría las mejores prácticas internacionales de gobernanza, inspirándose en ministerios similares de otros países. Una institución de este tipo debería buscar una mayor coordinación centralizada entre los diferentes niveles de gobierno; lograr un avance significativo en la eficiencia administrativa y en la asignación de recursos eliminando duplicidades; proporcionar una visión estratégica que contribuya a cerrar brechas sociales críticas en sectores como salud, educación y saneamiento; y aumentar la transparencia y el control.
Sin embargo, en el Perú, las buenas intenciones a menudo pueden conducirnos, con bastante probabilidad, a situaciones peores. Nuestra débil institucionalidad debería alertarnos sobre los riesgos de que esta iniciativa termine convirtiéndose en un monstruo burocrático rígido, que se transforme en "la principal agencia de empleo del país". Esta no es una exageración dadas las condiciones actuales. Por lo tanto, si no queremos que familiares o amigos de congresistas, o personas con influencia política, ingresen a trabajar en este ministerio, será crucial implementar un claro mecanismo meritocrático para cualquier nueva contratación. Este ministerio debe ser altamente especializado, con profesionales que realmente dominen el tema.
Además, la creación del Ministerio de Infraestructura no garantizará una mejor gestión de manera automática. Esto nunca sucederá sin reformas profundas en la planificación y gestión a todos los niveles, que permitan cerrar las brechas de infraestructura en áreas que requieren atención urgente. En el sector educativo, menos del 30% de las escuelas públicas cuentan con los tres servicios básicos de agua, luz y desagüe; en el sector salud, más del 90% de las instalaciones no tienen capacidades adecuadas; y cerca del 40% de la población en Perú no tiene acceso a servicios de alcantarillado. ¿Podrá este nuevo ministerio obrar el milagro de cambiar esta realidad? Esto parece difícil mientras el planeamiento, la ejecución y la calidad de los proyectos en Perú sigan siendo deficientes. Los datos más recientes de julio muestran que, a nivel del gobierno nacional, los cinco sectores con mayor presupuesto (Transportes, PCM, Educación, Vivienda y Salud) solo han ejecutado el 45% de sus recursos. A nivel de gobiernos locales, los cinco municipios con mayor presupuesto (Lima, San Marcos, Megantoni, Chimbote y Pichari) han ejecutado solo el 50%. De estos, la municipalidad de San Marcos, que tiene el presupuesto para obras más grande del país, ha ejecutado solo el 16%.
Autora: David Tuesta. Fuente: Diario Gestión- pag.12, 09 de agosto del 2024.