PERSISTEN IMPORTANTES RIESGOS PARA LA INSTITUCIONALIDAD
Al finalizar la primera mitad de 2024, el déficit fiscal de Perú alcanzó el 3.9% del PBI, el nivel más alto en más de tres décadas. Este dato refleja las crecientes preocupaciones sobre el deterioro fiscal de los últimos años y los riesgos de perder el grado de inversión.
Después de un período de altos precios de los commodities, la economía ha mostrado un déficit fiscal persistente.
Esto se debe al aumento del gasto público, especialmente del gasto corriente, que pasó de un promedio del 14.3% del PBI entre 2002 y 2014, a un 16.1% del PBI entre 2015 y 2023. Además, se comenzó a utilizar el Fondo de Estabilización Fiscal (FEF) para enfrentar diferentes eventos que impactaron la economía, como el fenómeno de El Niño en 2017 y la pandemia de COVID-19.
Con la llegada de la pandemia, el deterioro fiscal se agravó, alcanzando un déficit del 8.9% en 2020. Este deterioro, junto con una creciente inestabilidad política, llevaron a que todas las agencias calificadoras redujeran la calificación crediticia del país entre septiembre de 2021 y marzo de 2022, tras 21 años de estabilidad.
Por otro lado, la reapertura económica y los mejores precios de los minerales permitieron reducir el déficit en 2021 y 2022. Sin embargo, estas mejoras se vieron comprometidas en 2023, ya que la brecha entre gastos e ingresos comenzó a aumentar debido a un mayor gasto aprobado por el Congreso, los fondos destinados al rescate de Petroperú y los paquetes económicos para reactivar la economía.
En cuanto a los ingresos, la disminución en la recaudación se debió a la recesión económica causada por la reducción de la inversión privada y la desaceleración del consumo. Estos factores resultaron en un déficit fiscal del 2.8% del PBI al final de 2023, incumpliendo la regla fiscal del 2.4% establecida para ese año.
A principios de 2024, este deterioro fiscal y la inestabilidad política continua tuvieron consecuencias importantes. Estos factores llevaron a la agencia calificadora S&P a reducir nuevamente la calificación crediticia del país en abril, situando a Perú al borde de perder el grado de inversión.
Las medidas de gestión de las finanzas públicas aún no han mostrado una corrección concreta en el balance fiscal. Así, el déficit ha aumentado en comparación con el cierre de 2023, situándose en un 3.9% del PBI, un máximo desde 1992 sin contar la pandemia, impulsado por un gasto público que representa el 22.8% del PBI, mientras que los ingresos apenas alcanzan el 18.9% del PBI.
Para la segunda mitad de 2024, se espera una recuperación gradual de los ingresos públicos y una contracción significativa del gasto, especialmente en transferencias y en bienes y servicios. Con ello, el déficit fiscal podría reducirse del 3.9% al 2.8% del PBI para diciembre, en línea con la nueva regla aprobada. Sin embargo, persisten riesgos importantes para la estabilidad fiscal hacia 2025.
Fuente: Diario Gestión - pag.14, 25 de julio de 2024.