EL RITMO DE URBANIZACION DE LA POBREZA EN EL PAIS SE HA INCREMENTADO
El crecimiento de la pobreza en áreas urbanas debería ser una preocupación central para las autoridades, no solo por su efecto en la calidad de vida de miles de peruanos, sino también porque se considera un factor clave en el aumento del crimen y la inseguridad.
Es importante analizar cómo se ha transformado la distribución de la pobreza en el Perú. En 2012, más de la mitad de los pobres vivían en zonas rurales. No obstante, esta situación ha cambiado con el tiempo: en 2020, el 68% de las personas en pobreza estaban en áreas urbanas, y para 2023 esa cifra subió al 76%, lo que significa que 3 de cada 4 pobres, aproximadamente 7.5 millones de personas, ahora viven en ciudades. Incluso en Lima Metropolitana, la pobreza se ha más que duplicado desde el inicio de la pandemia.
Aunque en el país existen programas sociales dirigidos a combatir la pobreza, estos fueron diseñados principalmente para zonas rurales, lo que deja un vacío en la atención adecuada a las áreas urbanas.
Comprender el contexto urbano es esencial para tomar decisiones más informadas y crear políticas públicas efectivas. Por ello, se han analizado las características de la pobreza urbana, los efectos de la pandemia y se propone un enfoque de gestión territorial para enfrentar este problema.
Para entender mejor la evolución de la pobreza en los hogares peruanos, se han utilizado datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) Panel, que permite un seguimiento a lo largo de varios años. En el estudio se consideraron tres categorías: aquellos que siempre fueron pobres ("pobres"), los que cayeron en pobreza en algún momento ("vulnerables") y los que nunca lo fueron ("no pobres").
Al comparar distintos periodos de tres años, se observa un incremento en el número de personas pobres y vulnerables, junto con una disminución de quienes no son pobres. Esta tendencia es más evidente al comparar el periodo 2017-2019 con el 2020-2022, marcado por la pandemia.
Durante el primer periodo, el 81.1% de las personas no eran pobres, mientras que el 2.9% eran pobres y el 16% vulnerables. Sin embargo, entre 2020 y 2022, la proporción de pobres y vulnerables subió al 5.2% y 26.1%, respectivamente. En total, el 31.3% de las personas experimentaron pobreza en algún momento entre 2020 y 2022, lo que supone un aumento de 12.4 puntos porcentuales respecto al periodo anterior.
Aunque la urbanización de la pobreza ya se venía observando antes de la pandemia, la crisis aceleró este proceso, provocando un incremento significativo en los niveles de pobreza y vulnerabilidad urbana.
Con un mercado laboral afectado por la recesión en 2023, la reducción de oportunidades y la disminución de ingresos han afectado a los hogares urbanos, que ahora enfrentan tanto menores ingresos como mayores gastos.
Fuente: Diario Gestión - pag.14, 23 de setiembre de 2024.