MIRAR Y SER ESTRATEGICOS, RECIENTES LECCIONES GLOBALES PARA PERU

 

 

Durante décadas, Estados Unidos fue percibido como un símbolo de estabilidad económica global, gracias a un crecimiento constante que lo convirtió en ejemplo para otras naciones. No obstante, en el segundo mandato del presidente Donald Trump, la adopción de políticas proteccionistas y una intensa guerra comercial con diversos países y regiones generaron incertidumbre tanto dentro como fuera del país. Esto evidencia que incluso las economías más sólidas pueden enfrentar graves dificultades cuando se adoptan decisiones que se alejan de los principios económicos tradicionales.

Uno de los efectos visibles de estas políticas ha sido el encarecimiento de los costos de producción debido a la imposición de aranceles, lo cual ha afectado negativamente la confianza empresarial y del consumidor. Las proyecciones a la baja en inversión y en el crecimiento del PIB reflejan el debilitamiento de los pilares clásicos de la economía estadounidense.

Para economías emergentes como la peruana, esta situación deja una enseñanza clara en dos sentidos. Primero, se destaca la importancia de diseñar e implementar estrategias sólidas que permitan afrontar tanto los desafíos internos como las presiones externas. Un ejemplo significativo es el proyecto del megapuerto de Chancay, impulsado principalmente con capital chino y observado con atención por Estados Unidos. Este caso resalta tanto la necesidad de fomentar la inversión extranjera como la importancia de manejar con habilidad las relaciones internacionales, buscando siempre proteger los intereses del país y asegurar un desarrollo equilibrado y sostenible.

Además, la experiencia reciente de otros países ofrece lecciones valiosas sobre los riesgos y prioridades que deben considerarse. Bolivia, por ejemplo, ha enfrentado una crisis económica a raíz de políticas estatales excesivas y la falta de estímulos al sector privado, afectando tanto su estabilidad interna como su imagen externa. En contraste, países como México y Canadá han optado por estrategias más prudentes, diversificando mercados y renegociando tratados para contrarrestar las tensiones globales. Esto pone de relieve la necesidad de adoptar políticas coherentes que favorezcan un crecimiento inclusivo, evitando decisiones que, pese a ser bien intencionadas, puedan desencadenar crisis o incertidumbre. Este mensaje cobra especial relevancia en Perú, en un contexto electoral que será crucial para definir su rumbo económico.

Así, el país no solo tiene la oportunidad sino también la responsabilidad de aprender de estas experiencias internacionales. A través de un liderazgo estratégico, políticas consistentes y una visión centrada en el desarrollo sostenible, Perú puede construir un camino hacia un futuro más resiliente y competitivo en un entorno global interconectado. Es un momento decisivo para actuar con prudencia y firmeza, estableciendo un modelo de desarrollo que asegure estabilidad interna y defienda los intereses nacionales, posicionando al país como referente de progreso en la región.

 



Autora: Carlo León. Fuente: Diario Gestión- pag.4, 19 de marzo del 2025.