SISTEMA DE PROTECCION SOCIAL PREVENTIVO, ¿ES POSIBLE?

 

Esta semana, Santiago de Chile es sede de las reuniones anuales de la asamblea de gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En una de las sesiones iniciales, Esther Duflo, premio Nobel de Economía, expuso sobre cómo las políticas públicas pueden fortalecer la resiliencia en poblaciones vulnerables a través de mecanismos de protección social. Señaló que es socialmente más eficiente prevenir que las personas caigan en pobreza, que intentar ayudarlas a salir de esa condición posteriormente. La lógica es clara: las políticas preventivas suelen ser temporales y se enfocan en resguardar ingresos, mientras que las políticas de recuperación requieren intervenciones más costosas y sostenidas en el tiempo.

En el diálogo posterior, en el que intervinieron Wellington Dias (Brasil), Carolina Trivelli (Perú) y Roberto Angulo (Colombia), se destacaron dos ideas principales. Primero, en América Latina la vulnerabilidad está asociada a fallas en los mercados laborales y financieros. La informalidad genera ingresos inestables y expone a grandes sectores al vaivén económico, mientras que la baja cobertura de seguros deja a muchas personas sin protección ante diversos riesgos. Segundo, aunque las soluciones estructurales son necesarias, mientras se desarrollan se requiere un sistema de protección temporal y focalizado, que permita a la población mantener sus gastos esenciales y evitar el deterioro de sus activos o planes a futuro.

Este debate también es relevante para el Perú. Un ejemplo claro es el estudio del INEI en 2020 sobre la población vulnerable a la pobreza monetaria, que ha permitido estimar cuántas personas tienen un riesgo alto de caer en pobreza. En 2023, el 31.4% de los peruanos no eran pobres, pero sí vulnerables, cifra que ha disminuido desde el 35.5% en 2020. El reto actual es usar esta información para orientar políticas públicas que prevengan la pobreza. Por ejemplo, si hay aproximadamente 10 millones de personas en situación vulnerable, ¿todas deberían recibir apoyo estatal? Y si no, ¿cómo identificamos a quienes sí deben recibirlo?

La respuesta no es sencilla. No todos los vulnerables tienen la misma probabilidad de caer en pobreza ni enfrentan los mismos riesgos. Por ejemplo, en 2023, a pesar de una recesión e inflación, solo el 13% cayó en pobreza, menos de la mitad del total vulnerable estimado el año anterior (32%). Además, como la medición de vulnerabilidad se basa en encuestas, sabemos cuántos son, pero no quiénes son exactamente.

Para cerrar estas brechas, se han propuesto acciones concretas, algunas presentadas en el mismo seminario. Entre ellas: actualizar la línea de vulnerabilidad, usar criterios más exigentes que consideren el riesgo absoluto, analizar la diversidad de riesgos y respuestas dentro de la población vulnerable, y calcular probabilidades individuales de caer en pobreza usando registros administrativos y datos censales. Este último punto es especialmente difícil debido a la menor disponibilidad de información sobre personas vulnerables, muchas de las cuales están fuera del sistema formal. Por ello, se sugiere explorar métodos innovadores, como incentivos para la autofocalización o herramientas de inteligencia artificial. Así, el Perú podría avanzar hacia un sistema preventivo de protección social, sin descuidar su compromiso principal con la reducción de la pobreza.

 


Autor: Alvaro Monge. Fuente: Diario Gestión - pag.22. 31 de marzo del 2025.