REVOLUCIÓN INTERIOR

 

Por: Fernando Echevarría L.

 

Las ciudades del interior del país están más atractivas que nunca para inversionistas locales y extranjeros. La región norte concentra actualmente la mayor atención

 

 

 

Casi todos los días del año pasado escuchamos que tal o cual empresa abrirá un local o iniciará operaciones en alguna ciudad del interior del país.

 

Es más, para las compañías extrajeras, la efervescencia por el mercado peruano no implica sólo la capital, sino también muchas ciudades del interior. Y sobre todo para empresas relacionadas con el comercio minorista como Ripley, Falabella, Parque Arauco y Cencosud, quienes en conjunto invertirán en los próximos tres años más de US$ 550 millones en la construcción de más de 20 complejos comerciales y supermercados en Piura, Chiclayo, Trujillo, Chimbote, Huancayo, Ica y Arequipa, entre otras ciudades.

 

Por el lado de las inversiones peruanas, grupos nacionales como Brescia, Romero, Wiese e Interbank también invertirán más de US$100 millones en el rubro comercial minorista en los próximos dos años.

 

De igual manera crece el sector hotelero, sobre todo en el Cusco, Ica y Arequipa. En total son más de 40 proyectos en el interior en los próximos dos años. ¿La inversión? Poco más de US$300 millones.

 

Y así podemos hablar de bancos, medios de comunicación, agencias publicitarias, empresas de telecomunicaciones, restaurantes, clínicas y hasta empresas de medición. Todos quieren acompañar el crecimiento.

 

Cinco años atrás

“Lima tiene toda la riqueza del país”, “Las provincias no tienen capacidad de vida económica propia” y “son muy tradicionales y no tienen interés por los sistemas y productos comerciales modernos”, eran –explica Rolando Arellano, presidente ejecutivo de Arellano Marketing, Investigación y Consultoría—los pensamientos inmediatos que cruzaban por la mente de los inversionistas privados hasta hace un lustro. Si a eso le sumamos la convulsión social que reverberaba en algunas regiones, como Arequipa y Cusco, y la falta de infraestructura vial en la sierra y selva, terminaban más que espantados.

 

¿Qué ha cambiado desde entonces? Mucho. “Que cada vez más empresas decidan operar e invertir en el interior se debe al crecimiento parejo que ha experimentado el país en los últimos cinco años y que tiene dos características: Primero, se trata de un crecimiento ligado a la demanda interna, es decir, ya no está centrado en la minería, como era antes. Segundo, este es un crecimiento descentralizado, es decir, en el interior del país. Trujillo es una de las regiones más dinámicas de la economía peruana. Su crecimiento era de 5% en el pasado, hoy entró a un ritmo de 8%”, afirma el catedrático Alejandro Indacochea al respecto.

 

El estudio “El consumidor peruanote provincias y Lima 2007: la batalla que se viene”, realizado por Arellano Marketing en las zonas urbanas de las 16 ciudades económicamente más importantes del Perú, confirma lo dicho por Indacochea. Y es que si bien Lima continúa siendo la ciudad que mayor promedio mensual de ingresos tiene (S/.2.082), las provincias hoy son más ricas en bienes patrimoniales, tienen más autoconsumo y costos de vida menores.

 

“Antes los operadores estábamos miopes, subestimamos muchas zonas y mirábamos sólo zonas con más de un millón de habitantes. Hoy, con lo que hemos visto en el interior, donde la demanda de los habitantes ha desbordado la oferta de los ‘malls’, consideramos muy atractivas ciudades con un población por encima de los 400.000 habitantes. La llegada de centros comerciales genera modernidad, pues trae consigo moda y nuevos servicios, lo que a su vez trae homogeneidad. Esto pasó en la capital con las zonas periféricas, ek Megaplaza Norte es el mejor ejemplo, y pasará dentro de poco con las ciudades del interior respecto de Lima”, vaticinan Percy vigil, presidente de la Asociación de Centros Comerciales y de Entretenimiento del Perú (Accep).

 

¿Cuánto empleo genera por ejemplo un hipermercado en una ciudad del interior? Según Norberto Rossi, gerente general de Supermercados Peruanos, empresa operadora de Plaza Vea, unos 300 puestos directos y 900 indirectos.

 

Cabe señalar que las ciudades han experimentado un crecimiento económico y, por ende, están captando más inversiones, además de Trujillo, son Piura, Chiclayo, Arequipa, Cajamarca, Cusco, Tacna, Ica y Chimbote.

 

La ola está abarcando cada vez más regiones y diversos sectores. Pero, ojo, si bien la economía de mercado recién está llegando al interior, con un crecimiento sostenido y un proceso de consolidación en diversos sectores, desde la pesca hasta las farmacias, pasando por los supermercados, el agro, la construcción de viviendas y la hotelería, el desarrollo del interior del país recién empieza y no ha llegado a muchas ciudades representativas como Tumbes, Talara, Iquitos, Huancavelica, Ayacucho, Juliaca, Moquegua y Puerto Maldonado, las cuales no despegan, según diversos especialistas, debido en muchos casos a la incompetencia de sus autoridades en generar proyectos que fomenten el desarrollo de sus habitantes y que alientes el ingreso de inversionistas.

 

Y es que hacer empresa en el Perú demanda mucho tiempo e implica engorrosos trámites, a tal punto de que el World Economic Forum ubica al Perú en el punto 124 (de 131 países) en lo que respecta a trabas burocráticas. Ello, sumado a la falta de infraestructura terrestre y portuaria y la poca interconexión aérea, desalientan a posibles inversionistas.

 

Ya es común comentar el arribo de empresas nacionales y extranjeras al interior del país, pero ¿se imagina cuánta inversión dejamos de percibir por los problemas antes mencionados?.